Los productos alimentarios comercializados en Italia tendrán que indicar su procedencia en el etiquetado para poder garantizar al consumidor la máxima información sobre los mismos.
La ley, aprobada el pasado 18 de enero y que será operativa mediante decretos específicos para cada sector, contempla la obligatoriedad de indicar el país de procedencia de los productos frescos. En el caso de productos transformados, las etiquetas y envases tendrán que señalar el país de origen de la materia prima principal y el lugar de última transformación. Del mismo modo, el etiquetado tendrá que referenciar los ingredientes genéticamente modificados, en el caso de que los hubiera.
Asimismo, el texto normativo endurece las reglas que prohíben la publicidad engañosa respecto al uso de imágenes e iconos que recuerden al país transalpino en productos cuya procedencia no sea italiana.
Hasta la fecha, la etiqueta de origen era obligatoria sólo en algunos alimentos, como la leche fresca, los huevos, la carne bovina y de pollo, el aceite de oliva virgen y la miel. Cuando entren en vigor las directivas, los productores que pongan a la venta alimentos sin indicación del origen podrán ser multados con hasta 9.500 euros.
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